Friday, May 13, 2011

AHORA QUE JUAN SE LLAME PEPE Y QUE LUPE SE LLAME TOÑA

Capítulo Cinco
Por Blacamán Jr.                                 
                                                          
 Pero… por qué en nuestra legendaria y querida Ciudad de México, capital de la República Mexicana y en alguna época llamada: Ciudad de los Palacios”,  no se instituye una Comisión integrada por personas de reconocida y respetable trayectoria y capacidad cultural, buen gusto, respetuosa de nuestro origen e historia, sentido común y conocimiento de sus grandes valores artísticos, para que autorice ó no las deliberadas acciones que puedan inventar los gobernantes y puedan afectar la fisonomía y la conservación de nuestra histórica, conflictiva, enorme y legendaria Ciudad.

Por otro lado, por qué se atreven nuestros incultos y poderosos gobernantes y sin ninguna razón de peso entre otras muchas barbaridades a cambiar el nombre de determinadas calles, avenidas ó arterias de nuestra insigne e inerme ciudad como ha sucedido en el caso de: Calzada de la Piedad que cambió a Avenida Cuauhtémoc; la Ave. Hombres Ilustres que cambió a Ave. Hidalgo; ó el importante y larguísimo tramo de Niño Perdido, San Juan de Letrán, Aquiles Serdán, Santa María la Redonda, Abundio Martínez, Ave. de los 100 Metros, terminando en el Anillo Periférico en la lejana Tlanepantla,  por el de “Eje Central Lázaro Cárdenas”?, con un total, 21 kilómetros, 600 metros,…pero…. por qué?, … pareciera como que a éste cuate nomás lo superara Dios.   

No está en discusión lo importante que haya sido el general Cárdenas ni su trayectoria como militar, ni en sus aciertos ó desaciertos como presidente. Si lo hizo bien, considero que simplemente cumplió con su deber, pero…y por qué... ponerle su nombre a aquellas calles llenas de historia, de cariño y de nostalgia.

Ya la república entera está saturada de los nombres de Cuauhtémoc, Miguel Hidalgo, José Ma. Morelos, Benito Juárez, Porfirio Díaz, (con la reserva del caso porque lo tienen marginado), Venustiano Carranza, Francisco I. Madero, Álvaro Obregón, Plutarco Elías Calles, Manuel Ávila Camacho, Miguel Alemán, Adolfo Ruiz Cortines y Adolfo López Mateos.

Afortunadamente a partir de Gustavo Díaz Ordáz, Luís Echeverría, José López Portillo, Miguel de la Madrid, Carlos Salinas, Ernesto Zedillo y Vicente Fox, por tales ó cuales razones, bajó mucho su popularidad y por consiguiente el uso de su nombre para bautizar calles, colonias y canales. Mas tarde veremos como se cotizará el nombre de Felipe Calderón.

Al paso del tiempo, hemos comprobado que todos los pueblos, desde la rancherías hasta las ciudades chicas, medianas y grandes, han hecho repetitivamente un exagerado uso de los nombres antes señalados. No hay derecho ni hay remedio, así somos y así seguiremos siendo.

Pero…. por qué  los encargados del manipuleo del gobierno disponen tan fácil e irresponsablemente romper con nuestras nostálgicas tradiciones y las buenas costumbres de los ciudadanos y juegan con la nomenclatura de acuerdo a su estado de ánimo ó de su muy particular conveniencia.

 A éste paso, no dudaría en lo más mínimo que el Paseo de la Reforma ó la Avenida de los Insurgentes algún día cambien de nombre y se llamen “Paseo del Peje Lagarto”  ó “Avenida de los Gober Preciosos” y que frente a nuestra Catedral planten una estatua de “Nuestro Señor de Las Ligas”; ó que la Alameda Central cambie de nombre a “Parque Gloria Trevi” por su ejemplar trayectoria a lo largo de su asquerosa vida.

Y por qué no cambiar el nombre a la Colonia del Valle y bautizarla como Colonia “Niurka Marcos” ó en una variación del Museo del “Chopo”, bautizar como “Plaza del Chapo Guzmán” a la histórica Plaza central de Coyoacán .. .y  por qué no ¿? ….nomás faltaba!!!.

Yo recuerdo que un soleado día, en la calle llamada “Camino Viejo a San Pedro” en pleno centro de Tlalpan, armaron un templete al que llegó el señor delegado  de esa demarcación rodeado de un buen grupo de lambiscones y sin mas ni mas, dieron principio al acto y……en el acto rebautizaron esa calle con el nombre de un magnífico ciudadano, un hombre de bien y que gozaba con la simpatía de todo el vecindario y de la ciudad completa y sin exagerar, del país entero.
  
Se trataba de don Armando Jiménez Farías, (10/09/917-02/07/010) quien desde siempre habitaba su casa ubicada precisamente en esa calle.

El señor Jiménez,  llegó a alcanzar la dimensión de celebridad porque entre otras obras, es autor de Picardía Mexicana de la cual Editorial Diana lleva vendidas 149 ediciones con un número variable de ejemplares cada una, arrojando un total impresionante solo superado por “El Quijote de la Mancha” de Miguel de Cervantes Saavedra y desde luego por La Biblia.  

Hubo enérgicas protestas emanadas de diferentes grupos de vecinos Tlalpenses pero el señor don Autoridad, por cierto de apellido De la Roca (ex porro del conflicto del 68) con el fuero que le daba su encarguito de inepto delegado y luciéndose como un verdadero pelado expresándose con palabrejas corrientes y ofensivas, declaró que por sus muy personales “calzones” la calle cambiaba de nombre y san se acabó.

El acto terminó con estruendosa música grabada y cinco ó seis docenas de cohetones, el señor autoridad y sus apóstoles se retiraron, los felinos empleados rescataron el micrófono y sus correspondientes aparatos y bocinas, desarmaron el toldo y el templete con todo y sus verdes guirnaldas salpicadas de flores blancas y se largaron a bordo de un camión de redilas de la referida delegación.

El inocente señor homenajeado, muy apenado se deshizo en disculpas con sus vecinos que continuaban protestando, cuando después de media hora se satisficieron, arrancaron las placas recién puestas en ambas esquinas y cada quien se fue para su casa.

La calle volvió a funcionar con su nombre original y todo quedó en el recuerdo: un delegaducho del PRD valentón y prepotente que tal vez lo único que consiguió fue las fotos en la prensa del día siguiente y quemarse una vez mas con sus pacientes gobernados que al fin y al cabo hicieron lo que el resto de la ciudadanía debíamos hacer cada vez que se toman esas estúpidas atribuciones.

Y me pregunto una vez mas   por qué no?...pero… por qué no???
  
En triste contraste, el día de hoy, 24 de Abril de 2011, antes de cerrar este grupo de capítulos, me estoy enterando de que hay la inaceptable intención de que la conocida Avenida Altavista que arranca allá en San Ángel y termina en el Anillo Periférico Adolfo López Mateos, cambiará de nombre, si no tuviera éxito Guadalupe Rivera Marín (hija de Diego) que anda auténticamente embravecida.

 Subiendo por la referida Avenida Altavista de San Ángel hacia el poniente y ya para llegar al famoso restaurante San Ángel Inn, exactamente en el cruce con la discreta calle Diego Rivera, pasa rasante por enfrente del Museo, Casa, Estudio, Diego Rivera y Frida Kahlo, casa  que perteneció, donde vivió y trabajó, el gran Diego Rivera. La idea de nuestras torpes y estúpidas autoridades es eliminar  el nombre de Avenida Altavista para instituir el de Avenida José Luís Cuevas la consideramos imprudente, improcedente e imbécil.

En primer lugar, no existe una razón de peso para cambiar el nombre ó acaso en la oficina de Nomenclatura no tienen que hacer?
En segundo lugar, consideramos que la dimensión de dos artistas de la talla de Diego Rivera y de Frida Kahlo no merecen esa grosería, ese desprecio de pasarles exactamente por enfrente de su fachada (de su rostro) el nombre de un mediocre espécimen de su misma actividad artística.
En tercer lugar, ni tratándose de una alucinación hubiera sido aceptado el nombre de José Clemente Orozco ó de David Alfaro Siqueiros a pesar de que fueron contemporáneos de Diego y además unidos e identificados por su filosofía de expresarse a través del muralismo, pero tratándose de un José Luís Cuevas, pensamos sin exagerar, que esta a muchos kilómetros de distancia de aquellos grandes, especialmente de Diego.

José Luís Cuevas no deja de ser un charlatán que además de que sabe darle cuerda al escándalo, ha tenido la buena suerte de impresionar a gente de pésimo gusto que aplaude, contempla y compra sus aberrantes cuadros. La verdad es que este pseudo artista, no merece que calle alguna de nuestra ciudad capital lleve su nombre, está mucho muy lejos de merecerlo..

Desde esta tribuna, desde este intangible sitio rogamos a Marcelo Ebrard Casaubon saque la antena y sintonice su cerebro para que sus subordinados no lo comprometan ante situaciones tan vergonzosas como la que esta sucediendo.  
    

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